Aureliano Buendía estaba al frente del batallón que iba
ponen fin a su vida y lo único que pasaba por su mente en aquel terrible
instante era el momento en que descubrió el hielo.
Mancondo era lugar alejado, bañado por un río de
aguas trasparentes, donde habían rocas gigantes. Las casas apenas pasaban la
docena y estaban construidas con adobe y paja.
La vida era tan reciente que algunas cosas aún no tenían una palabra que las definiera y solo se podían distinguir que era cuando las señalaban.
*Ejercicio universitario sobre reescribir la entrada de la novela 100 años de soledad de Gabriel García Márquez.
Foto: asturiasmundial.com
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